DINÁMICA Burros hambrientos

En esta dinámica comenzamos con una pequeña narración que cuenta la historia sobre dos anónimos burros. Dice así:

"Era una noche cerrada y silenciosa, sólo se podían observar el color negro y el azul oscuro casi negro. Si acaso alguna que otra despistada estrella de un amarillo que hipnotizaba. Camuflados en la ya descrita noche caminaban los dos burros unidos por una cuerda, muy amigos por cierto... Pero ambos con hambre y sueño. De repente, el primero vio un montón de paja en la orilla derecha, casi a la vez, el segundo divisó un montón de hierba fresca en la orilla izquierda. Cada uno de ellos decidió comerse sin tardanza su descubrimiento..."


Interesante ¿verdad? Vamos a reflexionar sobre lo que ha ocurrido durante la noche con estos simpáticos burros, pidiendo a los participantes que analicen una a una estas viñetas. ¿Cómo sigue y acaba la historia narrada? Se pide a los asistentes que observen con atención la interrogación que destaca por su color rojizo, parece que se trata del punto de inflexión. ¿Qué nos inspira y qué se nos ocurre para describir la cuarta escena?



Ahora es el momento de escucharnos a nosotros mismos, pensando situaciones que hemos vivido parecidas a estas, ¿cómo nos sentimos en esos casos? ¿Qué sucedió? ¿Cómo salimos adelante y qué otras posibles soluciones habrían tenido aquellos conflictos?

Por último puede ser una gran idea realizar una representación dramatizada de una historia de este tipo, con los roles de personajes y situaciones imaginados con total libertad.

Recordamos que un conflicto es un desacuerdo entre personas porque quieren lo mismo, piensan distinto o se ofenden entre sí. Entre las relaciones sociales es normal que surjan conflictos. Eso no debe preocupar, ni asustar o culpar. Lo importante es el modo de tratarlos, porque según cómo lo hagamos, podemos agravarlo, de forma que a una de las dos partes, o las dos, pierdan y se sientan mal.

Normalmente asociamos el conflicto con algo negativo, bronca, enfado, enfrentamiento, sufrimiento, inhibición. Sin embargo, se trata sólo de un desencuentro. Confundimos conflicto con la respuesta que le damos. La tendencia es a reaccionar con la huida o con el ataque, lo cual suele agravar el problema. Si lo intentamos resolver pensando, hay más posibilidades de solucionarlo, incluso la relación entre las partes puede mejorar.

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